Un Niño de la Región Amazónica Colombiana

Mi bisabuelo Benito era un aventurero que se fue del Tolima al Putumayo, a trabajar como recolector de caucho.
El caucho es un líquido lechoso que se extrae del árbol llamado caucho, que en lengua indígena significa "árbol que llora". Los trabajadores hacían cortes en la corteza de los árboles y colocaban recipientes donde recolectaban el látex.
Cuando se comenzó a utilizar el caucho para fabricar llantas, se inició la gran explotación de estos árboles. Un señor llamado Arana, formó con socios ingleses, una de las empresas más poderosas para la extracción del caucho en el Putumayo. Los recolectores eran en su mayoría indígenas que vivían en la región. Les entregaban hachas y otras herramientas y los obligaban a trabajar. Si se negaban, asaltaban sus malocas y mantenían como rehenes a sus mujeres y niños. si no entregaban la cuota de caucho, eran torturados o asesinados por hombres armados encargados de vigilarlos.

El caucho se llevaba a Manaos, pueblo brasileño, ubicado en plena selva a orillas del río Amazonas. Allí, lo embarcaban en grandes navíos hacia el extranjero.Manaos se convirtió así, en un gran centro de comercio y de lujo. Se construyó la Casa de la Opera. Tenía arañas de cristal, murales pintados al óleo y columnas de mármol. Las damas ataviadas con plumas de garza, diamantes y brillantes, asistían a escuchar las compañías de ópera europeas, del brazo de señores vestidos con tela inglesa de lino, que mandaban a lavar a Europa. Se hacían elegantes reuniones en lujosísimas casas. Sentados en sillones de seda tomaban burbujeante champaña en copas de plata. En los azulejos de las salas de baño, brillaban las tinas de porcelana y los grifos de oro con cabeza de león.En esos momentos, nadie sospechaba que un inglés se había llevado semillas de caucho de contrabando, engañando al jefe de aduanas, diciendo que eran especies para los jardines de su majestad la reina de Inglaterra. Estas semillas se plantaron en Asia.

Tiempo después unos periodistas publicaron denuncias de las crueldades que se cometían contra los indígenas. El escándalo que se produjo puso fin a los excesos de la empresa. Por otra parte, las plantaciones de caucho que surgieron en Asia, dieron tanta producción que hicieron perder importancia al caucho amazónico. Mi bisabuelo se enfermó de malaria, pero se salvó de que lo "tragara la manigua" (perderse en la selva) y regresó al Tolima.

Años después fue mi abuelo, quien en la época de la violencia, decidió buscar mejor vida. Se vino a vivir al Guaviare y no volvió a salir. Aquí nacimos mi papá y yo.
Una vez, hicimos juntos un largo viaje por varios ríos y nos internamos en la selva. Allí vi la anaconda más larga que jamás había imaginado: medía más de diez metros. Mi papá me explicó que para atraparla hay que saber la presión con que se debe sujetar la cabeza. Inmediatamente hay que coger la cola, aunque dé impresión sentir su fría piel.
Cuando fui a zambullirme en el río, me dijo que no debía hacerlo. Tenía que nadar sobre la superficie y entre la corriente, porque en lo profundo me podía paralizar un temblón o pez eléctrico.

También las pirañas son peligrosas.Muchos animales fueron perseguidos por su carne o por su piel y ahora están en vías de extinción: el manatí, la nutria, la tortuga charapa, ...La tortuga entierra su huevos en la arena de las playas. Pocas son las tortugas que pueden salir del cascarón y lanzarse al agua, porque millones de huevos son destruídos cada año para extraer aceite. Al delfín no lo cazan porque creen que están "encantados" y que bajo la forma de mujer puede atraerlos al fondo del agua.
A pesar de que los árboles estaban apretados codo con codo y no dejaban pasar ni un rayito de sol, mi papá sabía dónde estaba el norte y reconocía la trocha.Me dijo que los tucanes cuando duermen ponen su bello pico sobre la espalda y lo cubren con la cola, para que sus colores no llamen la atención que los loros pueden romper las nueces con sus picos que los colibríes se alimentan del néctar de flores tan delicadas que no soportan el peso de su cuerpo. Por eso deben revolotear y extraer el néctar con su largo pico. Caminábamos entre ramas, flores y lianas, pisando raíces que se asomaban como venas entre la hojarasca, los musgos y los hongos. De vez en cuando, un mono equilibrista colgado de una rama con la cola, nos miraba curioso. Unos chigüiros pasaron corriendo y yo me preguntaba si no andaría merodeando sigiloso un jaguar.

Me contó también una leyenda que dice cómo las aves obtuvieron sus colores.
Hubo un tiempo en que los pájaros tenían plumas oscuras. En ese entonces una enorme serpiente de magníficos colores, que vivía debajo del agua, salía y atacaba a hombres y animales. Todos se reunieron y decidieron matarla, pero nadie sabía luchar en el agua. El cormorán (cuervo marino) no tuvo miedo, se lanzó y la hirió mortalmente. Como premio pidió la piel de la serpiente y para llevarla llamó a todos los pájaros. Cada uno alzó vuelo con un pedazo de piel en su pico, algunos rojos, otros amarillos, verdes o azules... al llegar a destino sus plumas habían tomado esos colores. El cuervo que había cogido la piel negra de la cabeza, quedó para siempre de ese color.
Mi papá me enseñó: que los bebés dantas aprovechan las rayas de sus cuerpos para confundirse con la maleza, pero que cuando crecen las rayas desaparecen que el oso hormiguero abre los nidos de hormigas con sus garras y las atrapa con su lengua que hay insectos "disfrazados" de palos o de hojas mariposas que tienen un "ojo" dibujado en la parte posterior del ala, para despistar a sus enemigos lianas que son capaces de soportar el peso de Tarzán, y victorias amazónicas que pueden sostener a un niño.

Vimos muchas quemas y árboles cortados. Qué sucederá cuando las semillas y los frutos que dan y mantienen la vida de plantas y animales desaparezcan con los árboles? Mi papá dice que cuando se talan los bosques todo se derrumba y que los indígenas supieron vivir sin destruirlos durante muchísimos años.

Me despido, Angelino

Cruz, Marta Lucía de la;Instituto Colombiano de Antropología. Mejía, Lago Daniela; Instituto Colombiano de Antropología, Niños de Colombia Indígena, Bogotá.1990

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