- Niños de los Llanos Colombianos

Me llamo Martín y estudio en Villavicencio. Soy hijo de colono llanero. Mis padres tienen una finca en el Casanare.

Me gusta el llano. Yo sé de trabajos de vaquerías, de domas de potros, de coleos, de contrapunteos, de coplas, de arpas y de danzas como el joropo y el galerón.
Los galerones se cantaban cuando arreaban el ganado. Un jinete puntero encabezaba la marcha llevando al toro "padrón". Si el toro dudaba al cruzar un río, las reses se arremolinaban y escapaban. Los vaqueros no podían oponerse porque los aplastaban. Entonces seguían a la tropa y comenzaban a cantar. Después de varios kilómetros detenían su canto. Las reses que se habían acostumbrado a escucharlo, cuando dejaban de oírlo se detenían. Los vaqueros volvían a tomar al toro y recomenzaban la marcha.
También sé de leyendas. Dicen que en los plenilunios la indiecita Mapiripana, abanicándose con una hoja de palmera, pasa navegando por el río Orinoco en una concha de tortuga.
Hace muchos años llegó un misionero que quiso capturar a la indiecita Mapiripana. Escondido en la playa, la vio llegar con su vestido de telarañas. Siguió sus pasos y sin darse cuenta se fue internando en una caverna. Allí, en castigo, quedó encerrado muchos años. Un día logró fugarse por el río. La indiecita al saberlo puso piedras y creó los raudales. El río comenzó a bajar violentamente como por unos escalones. Al llegar al raudal de Maipures el misionero se atemorizó. Arrepentido regresó a la cueva. Allí encontró a Mapiripana columpiándose entre enredaderas florecidas. Ella lo perdonó y el dedicó el resto de su vida a la oración. Cuando murió se transformó en una mariposa de inmensas alas azules.
Cuentan que a los que mueren de fiebre en esa región, se les aparece la mariposa.
Y ahora me despido con esta copla:
"Sobre los Llanos la palma sobre la palma los cielos sobre caballo yo y sobre yo mi sombrero".


Cruz, Marta Lucía de la; Instituto Colombiano de Antropología. Mejía, Lago Daniela; Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá.1990

-Los Objetivos de Desarrollo el Milenio

Hay 1.000 millones de personas en el mundo que sobreviven con menos de $ 2000 pesos por día.
Y tú, ¿serías capaz?
Probablemente no. Entonces, ¿por qué esperar que los demás sí lo sean? ¿Se está haciendo algo por erradicar la pobreza y hacer del mundo un lugar mejor?
La respuesta es: ¡sí! En la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, celebrada en el año 2000, se reunieron 189 Jefes de Estado y de Gobierno que se comprometieron a trabajar conjuntamente para conseguir un mundo mejor para todos antes del año 2015. En nombre de los ciudadanos a los que representan, firmaron la Declaración del Milenio, que promete liberar a los hombres, mujeres y niños, de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema, a la que en la actualidad están sometidos más de 1.000 millones de seres humanos y ¡hacer realidad para todos el derecho al desarrollo! Se aprobaron ocho objetivos de desarrollo del Milenio, comprometiendo tanto los países pobres como los ricos a aunar sus esfuerzos para erradicar la pobreza extrema y el hambre, velar por que todos los niños y niñas pudieran acabar la enseñanza primaria, promover la igualdad entre los sexos, mejorar la salud de madres e hijos, frenar la expansión del VIH/SIDA y proteger el medio ambiente, todo ello para el año 2015.
El desarrollo consiste en liberar a las personas de la miseria y el sufrimiento, del hambre, el analfabetismo, las enfermedades, las condiciones de vivienda deficientes y la inseguridad. La pobreza se caracteriza por la falta de respeto, dignidad y elección. Cada uno de los objetivos se ha diseñado de manera que resulte fácil de entender, fácil de aplicar y fácil de medir. Dada la gran cantidad de recursos, tecnología y conocimientos de la que disponen nuestros gobiernos, la consecución de estos objetivos para el año 2015 no debería constituir un problema, ¿verdad?

- Niños de la Región Caribe

Me llamo Pedro. Mi papá y yo somos danzantes de congos.
Los danzantes llevamos penachos de plumas, flores y adornos con una larga cola, como los de algunos reyes africanos. También nuestros tambores se parecen a los de Africa.
Nos enfrentamos entre cuadrillas llevando en la mano machetes de madera. El triunfo se logra cuando se captura la bandera del otro grupo.
Algunos llevan máscaras de toros, micos, chivos, tigres, burros... las máscaras de animales se usan en algunos pueblos de Africa para pedir buenas cosechas.

Otras danzas del folclor del caribe colombiano son: La danza de las cucambas. Es de la región momposina. La bailan los hombres, que representan esta rara ave con el cuerpo cubierto de palmas sujetas al cuello, la cabeza con máscara de ave y las manos con guantes, llevando maracas de hoja-lata.
La danza del garabato, donde un esqueleto persigue a los mortales y lucha con ellos. La danza de los pájaros, vestidos con plumajes imitando pájaros llevan máscaras con pico y en el baile abren las alas y saltan. En la danza de la burra mocha, los hombres van vestidos de color gris y una mujer lleva vestido de asno con una sola oreja. Imitan el trote de los burros y rebuznan. Otros animales que danzan son el caimán, los toritos, los gallinazos. Las parejas bailan la cumbia, baile típico de la Costa Atlántica. Su música une la alegre resonancia del tambor africano con la melancólica flauta indígena (gaita o caña de millo). Muchas costumbres africanas se conservan en el carnaval de Barranquilla, pero como dice mi papá, este carnaval tomó de la ciudad, del campo, del indígena, del negro y del europeo, sus músicas, sus instrumentos, sus bailes y creó la fiesta del caribe colombiano.
Yo también soy costeño. Mi nombre es Alejo. Quiero agregar que hay otras fiestas populares en el Litoral Atlántico, como las corralejas en Sincelejo, donde el público torea y corre escapándose de los toros la fiesta del caimán en Ciénaga el festival de la leyenda vallenata en Valledupar la fiesta del algodón en Cereté el festival de la cumbia en el Banco las celebraciones de Semana Santa en Mompox, y otras. El porro, el bullerengue y el mapalé, son otros bailes folclóricos de esta región. Los cantos de labor conocidos como "zafras" se cantan durante la siembra y la recolección de las cosechas y los cantos de "vaquería" cuando se trabaja con el ganado. Los niños aprendemos los ritmos tradicionales porque acompañamos a los mayores en las tareas.

"Pones música al trabajo para burlar del sol y lo amasas bajo el día con el maíz y el afrecho que pilas en tu pilón
"Barrio Abajo
" de J. Artel.
Vivo en Palenque de San Basilio, cerca de Cartagena y me llamo Manuel. Los que aquí vivimos, somos descendientes de los guerreros que en la época de la colonia, lucharon contra la esclavitud. Conservamos nuestro idioma criollo y algunas tradiciones. En este poblado el trabajo comienza muy temprano. Los hombres salen a ocuparse del ganado y de los cultivos. Nosotros, los niños, arreamos los animales al corral de ordeñe, hasta la hora de entrar a la escuela. Al terminar la clase, vamos al potrero en el monte. Algunas mujeres se van a Cartagena y a otros pueblos, a vender las frutas que llevan en grandes platos o porcelanas sobre sus cabezas. Otras se quedan cuidando de la casa y de los niños pequeños. Preparan bollos de maíz, alegrías con coco y maní, y cocadas con guayaba. Las niñas les ayudan. Algunos trabajan en las haciendas afuera de la comunidad o en la zona bananera. Otros están estudiando o son artistas, profesores, empleados y viven en Barranquilla o Cartagena. La fiesta de San Basilio es la fiesta del pueblo. Hay procesión. Todos llevan velas. Muchos se casan ese día. Cuando suena el "pechiche", un tambor grande con cuero de chivo, de origen africano, se anuncia la muerte de una persona. (En Africa también se transmiten mensajes con los tambores). En la ceremonia, cantan y bailan con palmas y tambor. Son los cantos del Lumbalú. Desde pequeños, niñas y niños, formamos grupos o cuadros. Elegimos un jefe y una jefa, practicamos juegos de puños y competimos con los otros cuadros. Kid Pambelé, campeón mundial de boxeo, nació en Palenque. Tenemos varios juegos. Uno de ellos es el de la culebra. Nos tomamos de la cintura o de los hombros y hacemos una fila. El que va adelante, grita:
"A mí no me pica tú, culebra"
y con un tizón trata de tocarnos.
Todos lo esquivamos moviéndonos de un lado a otro para que no nos queme, mientras le contestamos:
"con tu rabo azú, culebra"


Cruz, Marta Lucía de la; Instituto Colombiano de Antropología. Mejía, Lago Daniela; Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá.1990